viernes, 27 de enero de 2017

EN RUTA. CUARTA ETAPA (POITIERS)

A 250 kms. de Burdeos se encuentra Poitiers. La carretera es la A10, una autopista sin problemas así que tardaremos, aproximadamente, 2h.45m. 


Y en una de las salidas hay un nombre que nos llamará la atención a los que somos fans o fanes o como se diga de Alejandro Dumas y de sus Tres Mosqueteros, y ese nombre no es otro que el de la ciudad portuaria de La Rochelle.

Todavía se pueden oír los cascos de los caballos de D'Artagnan embarcando hacia Inglaterra para obtener una entrevista con el duque Buckingham y recuperar los herretes de diamantes que le había regalado en un momento de pasión Ana de Austria, reina de Francia.

En cualquier esquina puede aparecer el cardenal Richelieu y sus guardias para impedirlo y generar una crisis de estado. 

Esa es La Rochelle. 

Y así es su puerto, construido por Leonor de Aquitania, el viejo puerto de La Rochelle es un recinto de sólidas defensas.

Entre estas defensas destaca la torre de San Nicolás, de 42 metros de altura y construida sobre pilares de roble. 



A la ciudad vieja de La Rochelle se accede desde el puerto por la puerta de La Grosse Horloge. En principio era un acceso de la villa fortificada.
La tour Saint-Nicolas, de la segunda mitad del siglo XIV, reemplazó a otra anterior. Tiene tres salas octogonales superpuestas y un pequeño laberinto de escaleras y pasajes que termina en la parte superior, donde estaban los vigías. 

Enfrente está la tour de la Chaîne, torre de la cadena, creada en el siglo XIV y gravemente dañada en conflictos posteriores, aunque restaurada en el XIX y XX.

Entre un fuerte y el otro se tendía la pasada cadena que obstruía la entrada al puerto

El puerto ya no está repleto de mercaderes, corsarios o burgueses. Hoy el tráfico se ha desplazado más hacia el Atlántico. Pero conserva un marcado ambiente turístico. En torno al mismo,(cour des Dames y quai Duperré) se abren establecimientos de souvenirs y cafés, y por allí pasea una colorista caterva de turistas.





Se trata de una puerta enmarcada entre sendas torrecillas, a la que en el siglo XV se le elevó la parte central para poner un campanario octogonal. En el siglo XVIII se volvió a modificar esta estructura para ampliar la entrada y darle el aspecto actual. Es un nudo neurálgico de La Rochelle, por que enlaza dos zonas de interés, muy amadas por los paseantes. 

Esparcidos en la ciudad vieja hay bellos edificios, entre los cuales uno destacable es el monumental palacio de Justicia

Se trata de un edificio que en 1604 ordenó construir Henri IV para manifestar su generosidad a los habitantes de la díscola urbe. De aquel trabajo quedan cuatro puertas esculpidas y un corredor, porque al final del XVIII se reemplazó casi en su totalidad por un nuevo con columnas corintias. En la fachada, monumental, y de apariencia greco-romana hay una inscripción: Templo de la Justicia bajo el reino de la libertad y la igualdad; el año segundo de la República Francesa. 

Otro edificio interesante es la Maison Henri II, construida en el siglo XVI, en estilo renacentista. También tiene interés el hôtel de la Bourse. Se trata de un noble edificio del siglo XVIII, impulsado por los comerciantes de La Rochelle, y donde está actualmente la Cámara de Comercio y el Tribunal de Comercio. La edificación testifica el poder de la burguesía local del siglo XVIII. 

Pero el casco antiguo es también un lugar agradable para pasear y contemplar casas de arquitectura tradicional y edificios nobles de piedra.  

Después de tomar un refrigerio, en cualquiera de los locales, estupendo, continuamos camino a nuestro destino Poitiers.

Poitiers es sin duda una de las ciudades emblemáticas del arte románico en Francia. 

La iglesia de Notre-Dame-la-Grande (siglos XI y XII) es un exponente fundamental de este estilo, superando a todas las demás, como Sainte-Radegonde o Saint-Jean-de-Montierneuf. Su fachada esculpida es una obra maestra del arte religioso. 



Palacetes, y edificios modernos y contemporáneos comparten espacio con numerosas iglesias y edificios públicos, testigos excepcionales del arte románico y gótico. Especialmente notables son la iglesia de Notre-Dame-la-Grande y el palacio de los Condes y Duques de Aquitania, valioso testimonio de la arquitectura civil de la Edad Media, su gran sala de los “Pasos Perdidos” traslada al visitante a los tiempos de Eleonor de Aquitania. 


La iglesia de Saint-Hilaire figura desde diciembre de 1998 en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO dentro de los “Caminos de Santiago de Compostela en Francia”; el baptisterio Saint-Jean (siglos V y XI), uno de los más antiguos monumentos cristianos de Occidente dedicado al bautizo. Su piscina bautismal octogonal es el corazón de este pequeño edificio, que también alberga un muy bello conjunto de pinturas románicas y góticas. 


La catedral Saint-Pierre (siglos XII y XIII), primer edificio gótico de Poitiers. Cuenta con un mobiliario excepcional: un conjunto de vidrieras de los siglos XII y XIII (con la notable vidriera de la Crucifixión), estelas del siglo XIII y un órgano clásico del siglo XVIII, obra de F.-H. Clicquot. 

El Palacio Fumé (siglos XV-XVI): un muy bello testimonio de la arquitectura gótica flamígera. Este antiguo palacete, construido por dos generaciones sucesivas de la familia la familia Fumé, presenta una decoración esculpida de gran refinamiento, cincelado en cornisas, molduras, marcos de ventanas, tragaluces...  

El Palacio Berthelot: (siglo XVI) y bella decoración renacentista. A unos pasos del anterior, este palacete dispuesto en fondo de patio cuenta con numerosos motivos esculpidos de inspiración italiana: follajes, medallones, conchas, candelabros… 

El Parque de Blossac: acondicionado por el Intendente del rey en el siglo XVII, ofrece una gran variedad de espacios propicios al descanso: parque a la francesa, jardín a la inglesa, jardín de rocas, pequeño zoológico, jardín de sombra y de luz y teatro de vegetación. Poitiers es la tercera ciudad de Francia con el mayor número de órganos de iglesia. 

La localidad cuenta con cinco instrumentos de fama internacional. Música francesa del siglo XVIII, sinfónica o romántica, todos ellos son repertorios que pueden descubrirse alrededor de este instrumento ancestral. El órgano Clicquot de la catedral Saint-Pierre es sin ninguna duda el más prestigioso. Instalado en 1791, ha sido declarado monumento histórico. 

Pero los órganos de Saint-Hilaire o de Saint-Jean-de-Montierneuf, por ejemplo, son igual de notables. En los alrededores La antigua abadía de Saint-Benoît, en el corazón del burgo. De esta abadía románica, fundada en el siglo VII por San Achard, pervive hoy la iglesia Saint-André así como el ala oriental de los edificios conventuales, con el dormitorio de los monjes y la sala capitular. El interior de la iglesia revela otras riquezas: un valioso báculo en esmalte limosín del siglo XIII y sarcófagos del siglo XII. 

A 10 kilómetros de Poitiers, el parque del Futuroscope le invita a vivir sensaciones fuertes y a descubrir sus espectaculares atracciones que utilizan las más recientes tecnologías de la imagen: cines dinámicos, en 3D, pantallas gigantes… 




Durante todo el verano, Poitiers invita sus habitantes y visitantes a reunirse alrededor de un centenar de eventos diferentes. El programa incluye: cine al aire libre, conciertos (músicas de mundo, gospel, repertorio clásico, conjuntos vocales e instrumentales), danza, teatro, espectáculos multimedia, actividades para los jóvenes, visitas insólitas…(julio-agosto).

 La cocina del Poitou es robusta, generosa, sustentada en una antigua tradición culinaria y por los productos de la tierra: la mantequilla Charentes-Poitou (con denominación de origen controlada), el aceite de nuez, los quesos de cabra, la col, las “mojhettes” (judías blancas), las carnes de cordero y de cabrito, los peces de río, cangrejos de río, anguilas…Los platos cocidos lentamente, de una sana sencillez, son los protagonistas de esta cocina siempre actual. 

El melón del Alto Poitou es reputado por su carne anaranjada, firme y ligeramente perfumada. Ha obtenido la Indicación Geográfica Protegida (IGP). El farci poitevin: la composición de esta terrina conoce algunas variantes, pero se prepara con verduras verdes, costillar de cerdo y miga de pan o harina. Se consume frío o tibio. 

El chabichou es uno de los quesos de cabra más característicos de un territorio con una importante variedad de esta especialidad. Con su forma de tapón barrica, se toma fresco o más curado. Acompaña perfectamente las ensaladas aliñada con aceite de nueces, perfumada y de tono ambarino. 

El broyé sec (torta de mantequilla, lisa y dorada), el tourteau de queso (pastel circular y bombeado, con una textura ligera, cubierto con su característica costra oscura) o una especialidad del sureste de la Vienne: el macarrón de Montmorillon, un esponjoso pastel de almendra que gusta a todo el mundo. 

Esta cocina de la tierra se combina perfectamente con los vinos del Alto Poitou, en los que se diferencian cuatro tipos de uva tradicionales: Sauvignon y Chardonnay para los blancos; Gamay y Cabernet para los tintos. Desde 1970, están reunidos en la Denominación de Origen de Vino Delimitado de Calidad Superior.

Y después de todo esto, no queda más que descansar en algún castillo o en algún hotel de carretera. Eso es cuestión de cada uno y de su presupuesto.

Y hoy para acabar el ecléctico músico, estupendo poeta y, últimamente, cascadete, don Joaquín. 

Si han "pretendido" hacerle entrega del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, haciendo un castizo paralelismo, exijo (y sí, he dicho exijo) el Premio Cervantes para don Joaquín Sabina. 

Aunque cada vez sea menos republicano y más felipesextista. Nadie es perfecto, ni siquiera don Joaquín.




Hasta pronto. 

Homo Scooterus.

domingo, 22 de enero de 2017

MEGASCOOTERS INVITADOS (I): Suzuki Burgman 650




El Burgman 650 es un auténtico pionero entre los scooter más grandes, más lujosos y más representativos . 

Desde su aparición en el 2002, se ha convertido en la gran referencia en el sector y poco tardó en afianzarse todavía más al introducir su versión Executive con retrovisores que se escamoteaban eléctricamente, retoques estéticos en la carrocería y sistema de frenada con ABS de serie.

Desde entonces, salvo leves modificaciones, ha permanecido en el candelero sin demasiados cambios y ha servido de inspiración a nuevas marcas que han entrado en este segmento.


Esta nueva aunque no muy abundante 
competencia ha sido la que ha obligado a la marca de Hamamatsu a desarrollar esta nueva AN650L3, internamente así se denomina a esta última generación. Tal vez te pueda parecer que no hay cambios revolucionarios, pero no te dejes engañar de la primera impresión, hay muchos más cambios de los que parecen. El objetivo a alcanzar lo tenían bastante claro, mejorar comportamiento dinámico general, los frenos, el motor, la manejabilidad, la posición de conducción y el confort.

MOTOR REVISADO EN PROFUNDIDAD.

En cuanto a su arquitectura y motorización, sigue empleando su motor bicilíndrico de 638 cc con 8 válvulas DOHC y el cigüeñal calado 360º; o sea, con los pistones subiendo y bajando a la vez. Han trabajado en muchos parámetros, la electrónica incluida, con el objetivo de reducir consumos y aumentar la suavidad de marcha. Han cambiado los muelles de las válvulas, por unos menos duros para reducir resistencias al giro del motor, sustituido los rodamientos de la transmisión aumentando su lubricación, el embrague para reducir las pérdidas mecánicas por fricción y disminuir el esfuerzo de rodadura, que Suzuki ha cifrado en un 45% menos a 2 km/h. También han reajustado el sistema de alimentación con retoques en el software y con nuevos inyectores de mayor efecto "spray" para mejor la combustión. Han revisado el escape con el catalizador y el sistema de inyección de aire fresco –Pulsed Secondary Air Injection- para de reducir emisiones contaminantes. Ahora el silencioso es de forma triangular, más moderno y bonito.

La transmisión CVT igualmente se ha mejorado con un nuevo software. Recordar que Suzuki desarrolló este sofisticado sistema de cambio automático, sustituyendo los tradicionales rodillos y pistas de los variadores centrífugos por un sistema electromecánico de poleas. Estas se pueden quedar fijas en posiciones predeterminadas (hacen la función de los piñones en una caja de cambios) y las podemos seleccionar manualmente mediante dos botones  como un cambio secuencial. También podemos optar por el modo automático, cambia sola y mantiene la desmultiplicación óptima en función de distintos parámetros que controla: velocidad, apertura del gas, revoluciones del motor, etc. En automático hay un modo “power” que acorta el desarrollo y hace funcionar al motor más alto de revoluciones para mejorar los valores de aceleración y recuperación. Toda la refrigeración del motor y ventilación de la transmisión ha sido mejorada aumentando el flujo de aire.

En cuanto a su rendimiento en cifras absolutas no han considerado necesario incrementarlo, sigue entregando 56 CV a 7.000 rpm de potencia máxima, pero ahora lo hace con mayor suavidad y mejor respuesta. Todo este trabajo ha dado como resultado una reducción del consumo en torno a un 11%, cifra que no está nada mal.

EQUIPAMIENTO Y ESTÉTICA.

Como equipo de serie tiene el parabrisas regulable en altura eléctricamente, los retrovisores que se esconden también eléctricos y el respaldo lumbar regulable (mecánicamente) del conductor. Y la versión Executive aporta calefacción en puños, asiento y respaldo del pasajero.

Visualmente ahora su estampa es más liviana y grácil, se han afilado redondeces y parece más pequeño. Los grupos ópticos frontales multi-reflectores se alargan incrementando su presencia y ofrecen una imagen más actual. La parte trasera ha sido aligerada, las ópticas traseras ganan visibilidad  y las luces de posición son de tipo LED. Los intermitentes siguen alojados en el reverso de los retrovisores.

La instrumentación es nueva, abandona el formato digital para adoptar dos grandes esferas analógicas separadas por una pantalla multifunción, más elegante y los mandos en los conmutadores reciben un nuevo diseño y colorido.

EN MARCHA.

Así a bote pronto te voy a poner un poco sobre antecedentes. Al principio de aparecer los máxi-scooter, me sentí un tanto halagado, pues soy propietario de una Honda Pacific Coast 800 del año 1989, que todavía conservo en perfecto estado de funcionamiento (tiene 37.000 km), sin duda una moto que se adelantó a su tiempo y a la que considero un poco precursora de esta idea de mega-scooter.

Debido a las exigencias y tendencias del mercado, en estos últimos años he probado una ingente cantidad de scooter de todo tipo y te diré que recuerdo el Burgman 650 tal vez como el más amable del mercado y este nuevo no solo no pierde la tradición, sino que lo es todavía más. A sus mandos las sensaciones siempre son agradables, con una respuesta del motor suave y aterciopelado. Me sorprendió nada más salir del concesionario donde recogí la moto la poca sensación de pesadez que recordaba de la versión anterior, lo bien que se maneja y lo bien que gira. Parece mentira que esta Executive con todos sus llenos hechos llegue a los 277 kg.

Callejeando por Madrid se mostró mucho más eficaz que el anterior, su sistema de transmisión a pesar de no ser de variador constante, funciona con exquisita suavidad, acelera con presteza, da la sensación de que no patina tanto el embrague y que transmite tracción constante a la rueda. Al cortar gas el motor retiene hasta estar casi parados para “desenganchar”, me gustaron sus sensaciones. Es práctico lo de apretar un botón y que se plieguen los espejos, pero lo tienes que calcular con antelación cuando pasas entre coches porque no lo hace de forma muy rápida. Por otra parte la visión de lo que sucede a nuestra espalda la encontré excelente, por amplitud de campo y profundidad.

En autopista y autovía se encuentra a sus anchas, La protección aerodinámica para mí 1.70 m de estatura es perfecta, aun en la posición más baja de la pantalla. El manillar te deja manos y hombros en una posición natural; las piernas, no tendrán problemas para acomodarse aunque su propietario sea de talla basket. Sólo la ancha columna central estorba a nuestros pies, pero este asunto no tiene solución y es un mal extendido en este tipo de scooter por que por ahí se encuentra el motor y los tubos del chasis.

Su forma de rodar es majestuosa, vas sentado en un sofá con las piernas estiradas y mullido por las suaves suspensiones que filtran cualquier irregularidad del terreno. Puedes ir rodando al máximo de la velocidad permitida (120 km/h) con el motor ronroneando apenas pasadas las 4.500 rpm y con una enorme cantidad de reserva de potencia. En autopistas alemanas libres de limitación, también he rodado a fondo con ella, pasados los 170 km/h de marcador, en línea recta no hay problema pero en virajes muy rápidos sus confortables suspensiones pasan factura y comienza un suave balanceo que va “in crescendo” progresivamente. Entra en una ligera crisis, hay que prestar atención y cortar un poco el gas, pero no supone un peligro inminente.

En carreteras de curvas, tienes que tener en cuenta que llevas un aparato de casi 280 kg y que supera los 2 metros de largo (2.270 mm exactamente), aún así entra en las curvas de forma decidida y no es torpe en los cambios rápidos de dirección, pero hay que tener cuidado con sus inercias y calcular bien la frenada, que por cierto su equipo de frenos hace un trabajo excelente. En pleno viraje, se muestra noble, pero tienes que ser preciso en tus trayectorias, porque no le gusta tener que rectificar en mitad de la curva. No hay que pedir cosas que no corresponden a un lujoso GT.

Probé también con el cambio secuencial apretando los botones para subir y bajar las “6 marchas”. Están bien escalonadas, la rapidez de respuesta es razonable y te da la sensación de estar “pilotando” en vez de “dejándote llevar”, aunque estoy casi seguro que el modo automático resulta más eficiente que nuestras manos.

Ficha técnica de la Suzuki Burgman 650 Executive






Ficha técnica de la Suzuki Burgman 650 Executive


DIMENSIONES
Longitud total
Distancia entre ejes
Peso en vacio
2.260 mm
1.595 mm
246 kg
Ancho total
Altura desde el suelo
Depósito de gasolina
810 mm
130 mm
15 l
Altura total
Altura del asiento
1.435 mm
750 mm
MOTOR
Tipo de motorBicilíndrico, cuatro tiempos, DOHC, regrigerado por agua
Diámetro x carrera75,5 x 71,3 mm.
Cilindrada638 cc
EncendidoElectrónico Digital CDI
TransmisiónAutomática + 5 velocidades (SECVT)
Potencia55 CV
Relación de compresión11,2:1
AlimentaciónInyección electrónica 32 mm
Sistema de arranqueEléctrico
Caja de cambios 
Sistema de transmisiónCascada de piñones
EngraseCarter húmedo
Tipo de chasisTubular de acero
SUSPENSIONES
Suspensión delanteraHorquilla telescópica con muelles, amortiguación hidráulica
Suspensión traseraBasculante doble amortiguador, ajustable en precarga, amortiguación hidráulica
FRENOS
Freno delanteroDoble disco, pinzas doble pistón
Freno traserodisco, pinza doble pistón
NEUMÁTICOS
Neumático delantero120/70R15 M/C 56M, sin cámara
Neumático trasero160/60R14 M/C 65M, sin cámara


Espero que os guste y que sirva para que os animéis. Estoy empezando a mirar fechas y aunque todavía queda mucho tiempo, creo que se empiezan a definir.

Un saludo.



Homo Scooterus.

jueves, 19 de enero de 2017

EN RUTA, CUARTA ETAPA. (BURDEOS)


Burdeos es una agradable ciudad del sur de Francia, situada a orillas del río Garona, a muy pocos kilómetros de su desembocadura en el Atlántico y a algo menos de 200 kilómetros de la frontera española.


Es una ciudad relajada, muy volcada a la orilla del río, donde se encuentra el famoso Puerto de la Luna, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. La orilla del Garona ve como el centro de la ciudad de Burdeos se concentra a su paso y abre en su lado izquierdo el centro histórico de una ciudad de edificios de piedras, que alterna algunas grandes avenidas con callejuelas estrechas y amplias plazas con bellas fuentes o acogedoras terrazas donde, cuando el tiempo lo permite, sentarse a comer, tomar un café y ver pasar la vida.

Burdeos es una ciudad tranquila, ideal para pasear a pie o en bicicleta, con distancias cortas, edificios señoriales y una red de transporte público no muy extensa, pero que para el tamaño de la ciudad resulta muy adecuada. Pintoresca, aunque tampoco excesivamente monumental, se puede ver perfectamente en un día.

No obstante, Burdeos es también un referente mundial en el mundo del vino por sus excelentes caldos. Quien la visite, tendrá la oportunidad de visitar las bodegas de muchas de las pequeñas localidades que la rodean, entre las que destaca la conocida Saint-Emilion. En la ciudad también se puede apreciar esta vocación vinícola, con numerosas tiendas dedicadas al vino.

Burdeos resulta una buena excursión desde España. La proximidad de la frontera permite que, para algunas zonas, sea factible conocerla en una excursión de un día. También el incremento de vuelos de bajo coste desde su aeropuerto la han convertido en una referencia muy válida para pasar un fin de semana desde otras zonas de España o como punto de partida para una ruta por el sur de Francia.

Burdeos es un bonito lugar que queremos presentaros en esta guía. Disfrutad de vuestro viaje.

No podemos decir que Burdeos sea uno de los destinos turísticos más conocidos de Francia, pese a ser una de las principales referencias urbanas de la Costa Atlántica francesa. Es la capital de la región de Aquitania, que se extiende desde la frontera española hasta el río Garona y cuenta con algo menos de 250.000 habitantes en su núcleo urbano y de un millón en el área metropolitana. Está situada a unos 200 kilómetros de la frontera española.


La historia de la ciudad tiene algunas épocas sobresalientes. En tiempos de los romanos, Burdeos fue una ciudad relevante en el Imperio y en la Edad Media vivió un importante desarrollo, gracias al impulso del comercio del producto más famoso de la región –el vino-. Sin embargo, la gran época de esplendor de la ciudad llega en el siglo XVIII, cuando urbanistas y arquitectos transformaron el centro de la ciudad y crearon un trazado urbano y una serie de imponentes edificios señoriales que son los que hoy marcan el paisaje del centro de la ciudad de Burdeos. 

El río Garona es el eje alrededor del cual ha crecido la ciudad. Para ser precisos, no podemos decir que Burdeos se encuentra exactamente en su desembocadura, pero sí que es una ciudad muy relacionada con el Atlántico. Desde allí, el Garona se va ensanchando en la zona que se denomina la Gironde hasta desembocar en el Océano Atlántico, a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad. 

En el Blog de VoyaInternet.com: Burdeos: Una ciudad de buen vino volcada al Garona

Por el río llegaban antiguamente los grandes barcos hasta el centro de la ciudad, lo que da a Burdeos un carácter marcadamente atlántico, aun estando situada a unos kilómetros de la costa. Aquellos barcos llegaban al del llamado Puerto de la Luna, que más que un muelle en sí responde a toda la zona de la ciudad histórica de Burdeos que la rodea y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2007. 



La orilla del Garona y el Puerto de la Luna son el lugar predilecto para el paseo de los bordeleses. Las dos orillas del río están bastante descompensadas en atractivos turísticos y población, por lo que casi todos los puntos de interés y zonas monumentales de la ciudad están situadas en el lado oeste –la orilla izquierda- del río. A lo largo de ella tenemos un larguísimo y amplio paseo desde el que podremos contemplar diversas vistas de la parte de la ciudad más volcada al río y los puentes que la cruzan. 

La geografía de la ciudad nos ayuda a tener muy buenas vistas desde casi todos los puntos del paseo, ya que el Garona atraviesa Burdeos haciendo una leve curva en forma de media luna (quizá de ahí le pueda venir el nombre al Puerto de la Luna), lo que nos permite tener vistas muy amplias de toda la zona. 

La parte más interesante para el paseo junto a la orilla del Garona es la zona comprendida entre la Porte de Boulogne– en el sur de la ciudad- y el centro comercial y de ocio de los Quais des Marques, en el norte. Son aproximadamente unos dos kilómetros y medio de paseo peatonal rodeados de jardines, paseantes y ciclistas, circundados por el río Garona, por la derecha, y algunos de los edificios más representativos de Burdeos, por la izquierda. El recorrido podemos hacerlo también en barco turístico o en tranvía (con transbordo en la parada de Quinconces). 


De sur a norte, comenzamos nuestro recorrido por la orilla del Garona frente a la Porte de Boulogne y el Pont de Pierre, dejando a nuestra izquierda edificios con elegantes fachadas de piedra. A pocos metros, nos encontramos con la estampa de la Place de la Bourse, una de las más representativas de la ciudad, con sus edificios de piedra, su fuente en el centro y abierta al río por uno de sus lados. Si lo vemos desde el río, la vista se completa con una lámina de agua a modo de espejo donde se reflejan las interesantes fachadas de piedra. 


Si queremos adentrarnos en el centro histórico de la ciudad, podemos atravesarla y callejear por ella, pero seguiremos junto al río, dejando de lado por el momento el Burdeos más antiguo, hasta llegar a la zona de la Esplanade des Quinconces, zona ajardinada que sirve como cruce de caminos de la ciudad y uno de los puntos de referencia de Burdeos. 



Quinconces tiene también un importante aspecto práctico como punto de referencia de Burdeos, ya que en la plaza y sus alrededores se concentran muchas paradas de los autobuses urbanos –entre ellas, la del que va al aeropuerto de Merignac- y sirve como punto de enlace para dos de las tres líneas de tranvía que recorren la ciudad –entre ellas la verde, que llega hasta la estación de ferrocarril de Saint Jean-. Allí se encuentra también la Oficina de Turismo. 
Desde Quinconces hasta el norte, se prolonga el paseo peatonal a orillas del Garona por zonas algo menos monumentales, pero también agradables para recorrer a pie, en patines o en bicicleta –la ciudad es muy llana y muy cómoda para los ciclistas-. El recorrido más turístico del Garona en Burdeos concluye en la zona comercial y de ocio del Quai des Marques, que no deja de ser un gran centro comercial al que se le ha querido dar el estilo de un outlet, pero con el atractivo de ocupar los antiguos embarcaderos y estar volcado al río. Ocupa un espacio importante y alargado, con el paseo del Garona como eje principal. A un lado se encuentra el río y, a otro, con una zona de soportales, aparecen comercios y terrazas de restaurantes. Muy frecuentado los domingos. 

En el centro de Burdeos, dos calles destacan sobre las demás: La Cours du Chapeau Rouge o Cours de l’Intendance (dependiendo de la parte de su recorrido), elegante, limpia, señorial, compartida por los peatones y el tranvía y rodeada por edificios de piedra color crema. 


Por otra, perpendicular a ésta, la Rue de Sainte Catherine, una de las principales calles comerciales del centro de la ciudad, peatonal, pero mucho más estrecha y algo menos brillante que la anteriormente citada. Cruza de norte a sur todo el centro histórico y prolonga su recorrido, cada vez de un modo menos elegante, en la Place de la Victoire. 


La Esplanade des Quinconces sirve como límite norte a la parte más tradicional del centro histórico y, junto a ella, aparecen una serie de calles amplias, avenidas y edificios señoriales conocidas como el Quartier des Grands Hommes, una zona que muestra los estilos arquitectónicos y urbanísticos de los años de la Revolución Francesa. Un espacio de terreno relativamente reducido –más conocido por los habitantes de Burdeos como el Triángulo, por tener esta forma- con calles amplias, donde se concentran algunos de los principales comercios y cafés de la ciudad y edificios tan interesantes como el Grand Theatre. Siempre es un placer callejear por estas avenidas antes de internarse en alguna de las callejuelas del Vieux Bordeaux que las rodean. 


El Vieux Bordeaux (el Antiguo Burdeos) está situado unos metros más al sur, y en él nos vamos a encontrar una imagen muy diferente a la del Quartier des Grandes Hommes, con callejuelas pequeñas, oscuras, en algunos casos con edificios antiguos o en un mal estado de conservación, pero que nos van a sorprender de vez en cuando con plazas o rincones curiosos. 

Así sucede cuando llegamos a la agradable plaza donde coinciden la Catedral de St. André con el Ayuntamiento, las plazas del Parlamento o de Saint Julien o la Torre de la Campana (Grosse Cloche), con la que topamos casi sin esperárnoslo, empotrada entre callejuelas, junto a la Iglesia de St Eloi. 

Podemos recorrer con mucha calma todo el centro histórico de Burdeos en apenas una mañana. No es una ciudad con monumentos especialmente relevantes para el turista, pero sí que habrá lugares y rincones que agradarán al visitante. Si el tiempo acompaña, es un lugar fantástico para descubrirla lentamente, a pie, sin prisas y disfrutando de su calma y tranquilidad con el paseo o, simplemente, viendo pasar la vida en alguna de las terrazas de los cafés del centro.


Burdeos es mundialmente famosa como destino del turismo vinícola y, sin duda, las viñas y bodegas de sus alrededores son una visita casi obligada si viajamos a la ciudad. La región de Burdeos cuenta con 113.000 hectáreas de viñedos, 60 denominaciones de origen diferentes y una producción de cerca de 800 millones de botellas. 
La propia oficina de turismo de Burdeos es consciente de la importancia de este tipo de visitas en su oferta de actividades y nos podrá asesorar a la hora de elegir qué bodegas visitar o por donde movernos. Si podéis pasar por la Oficina de Turismo de la Esplanade des Quinconces, os recomiendo que os hagáis con el mapa-folleto Decouverte du vignoble, donde podréis ver las diferentes zonas, bodegas y el tipo de producción de cada una. 

La primera recomendación si queremos hacer turismo relacionado con las bodegas y los vinos de la zona por nuestra cuenta es disponer de un coche para movernos con libertad. Si no conducimos, tenemos dos opciones. Podemos unirnos a alguna de las excursiones organizadas que ofrece la oficina de turismo –lo que supone que no tenemos que preocuparnos del transporte o la ruta, pero nos impide decidir por nosotros mismos qué queremos ver y cuánto tiempo le dedicamos- o bien recurrir a la alternativa más fácil en transporte público, que es llegar en tren al pintoresco pueblo de Saint Emilion (a unos 40 kilómetros de Burdeos). 

Alrededor de Burdeos hay diferentes zonas vinícolas, cada una con sus propias particularidades y variedades. Por ejemplo, al noroeste de Burdeos, en la zona de la orilla izquierda del Garona –la Gironde- casi hasta su desembocadura, se encuentra la zona de Medoc, con fantásticos tintos. Por su parte, el sur y este de Burdeos son zonas más especializadas en blancos, mientras que al noroeste vuelven a predominar los tintos en las zonas de Libourne y Blaye

Realmente se me hace difícil recomendar una serie de Chateaux y viñedos que visitar dentro de una zona con tantísima variedad, aunque nombres habituales en las excursiones son los del Chateau Pape Clement –en Pessac, muy cerca de la ciudad de Burdeos, y al que podemos llegar en tranvía-, Chateau Lanessan y Maucaillou –en Medoc- o CorbinLa Couspade o Fombrauge –en la zona de Saint Emilion-. Prácticamente todos los chateaux de la zona ofrecen visitas guiadas y degustación de productos e, incluso, algunos de ellos organizan sus propias sesiones de cata o han integrado un hotel donde alojarse. 
Las dos zonas más habituales en las rutas del vino son las de Medoc y los alrededores de Saint Emilion que, aparte de ser zona vinícola y de contar en sus proximidades con más de 90 chateaux productores diferentes, ha sido declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Saint Emilion es un pueblo de algo más de 2.000 habitantes, situado a unos 35 kilómetros al noreste de Burdeos. Entre sus grandes atractivos están sus calles estrechas y empinadas y una zona subterránea con catacumbas medievales que es uno de los grandes atractivos del pueblo. Hay, además, importantes edificios religiosos como la Ermita de San Emiliano –donde se dice que residió el santo-, capillas como la de la Trinidad o de la Madeleine o la llamada iglesia monolito, excavada en la roca del pueblo. Aparte de ello, Saint Emilion es el centro de muchísimas rutas que recorren los viñedos y las bodegas que la rodean.

El trayecto a Saint Emilion desde Burdeos en coche es bastante sencillo y rápido y nos permite disponer de libertad para movernos por los viñedos de la zona. Sin embargo, el transporte público es una opción también muy válida. Los trenes desde Burdeos salen de la estación de Saint Jean aproximadamente cada 50 minutos y tardan poco más de media hora. El precio está por debajo de los 9 euros por trayecto. 

Si no se puede o quiere hacer una excursión por los viñedos y bodegas cercanos a Burdeos, hay también otras posibilidades para disfrutar de la experiencia del vino en la ciudad. Aparte de alternativas muy cercanas al centro, como Pessac, la propia ciudad de Burdeos cuenta con numerosas tiendas especializadas en el vino de la región y restaurantes y bares que organizan actividades de cata y degustaciones. 

El lugar más representativo del vino de la ciudad es La Maison du Vin de Bordeaux, situada en un edificio del siglo XVIII y sede del Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos. Allí se encuentran la Escuela del Vino, con cursos de iniciación y perfeccionamiento para los aficionados que incluyen catas, cursos intensivos o fines de semana enológicos. Hay, también, para quien quiera degustar las diferentes variedades de vinos de Burdeos un bar de vinos abierto al público en general. 


Otra opción interesante en este sentido es Planete Bordeaux, una mezcla de museo, tienda y bodega situada a unos 15 kilómetros del centro de Burdeos. Y, finalmente, si queremos conocer la vertiente más cultural del vino, podemos acercarnos al Musee du Vin et du Negoce, en la rue Borie, donde nos presentan cómo era la vida de las grandes familias bodegueras de Burdeos. 

La experiencia gastronómica de Burdeos está fuertemente ligada al mundo del vino. Es más, muchos bares y restaurantes ofrecen catas de vinos. sesiones de maridaje de vinos con diversos alimentos y menús completos en los que los vinos de la región son una parte fundamental. 
Existen también los llamados Bars à vin, ideales para quien quiera disponer de una gran variedad de caldos y realizar actividades relacionadas con ellos. Entre estos, destacan el Bar á vin, en la Cours XXX Juillet; el Café Rouge, en la Rue de Saint Remi o Le Wine Bar, en la Rue des Bahutiers, también está dentro de las recomendaciones habituales. Algunos de estos bares especializados en vino, como los dos citados en último lugar, ofrecen también servicio de restaurante y menús completos. 
Una buena opción para comer en Burdeos es hacerlo en alguno de los cafés o bistrós con terraza de la zona central de la ciudad, con menús y platos del día relativamente económicos y el encanto de poder sentarse en una terraza o frente a una cristalera desde la que se ve pasar la vida de la ciudad. Le Regent, junto a la Place Gambetta, es una buena opción –aunque algo cara- y, si preferimos la zona de la Catedral y el Ayuntamiento, junto a éste nos encontraremos también con Le Bistró du Museé con una terraza muy tranquila. En la zona del Quartier des Grands Hommes, hay más opciones de este tipo. 
Hay algunos restaurantes de precio medio bastante recomendados en los foros de viajeros. Le Loup, pequeño y céntrico; o la braserie Les Negociants, en la Place des Quinconces. Son opciones interesantes para quien busque un precio medio. 
Aparte de estos establecimientos de precio medio, Burdeos tiene también excelentes restaurantes de alta calidad a unos precios más elevados. Ejemplos de ello son Le Gabriel, en la Place de la Bourse; Le Chapon Fin, en la Rue de Montesquieu o Le Pressoir d’Argent, en la Cours de l’Intendance. 
Para quien ande más justo de presupuesto, siempre queda la opción de los establecimientos de comida rápida y pequeñas tiendas de bocadillos que hay en la ciudad. La zona sur de la Rue de Sainte Catherine y la Cours de la Marne es bastante fea, si bien aquí podremos encontrar este tipo de opciones económicas. También en la zona central de la ciudad podemos encontrar establecimientos de las cadenas de comida rápida habituales. 


La bebida de la ciudad es, por supuesto, el vino. Pero Burdeos cuenta también con otras especialidades gastronómicas. El acceso a algunas de ellas dependerá de lo que estemos dispuestos a gastarnos durante la cena, pero otras podremos probarlas sin un gasto excesivo. 
Como en casi toda Francia, los quesos y los patés son excelentes. Las sesiones de maridaje con los vinos de la tierra suelen tenerlos como protagonistas. En Burdeos, aparte del foie-gras habitual, podremos disfrutar de platos de apariencia similar al paté como el gratton de Lormont. También hay buena charcutería, con el grenier medocain como producto principal. Otra curiosidad típica de la gastronomía de Burdeos son los caracoles, que tradicionalmente son consumidos el miércoles de ceniza. 
Dentro de las carnes, destacan el cordero, el buey y el entrecote de Burdeos. Hay excelentes braseries en la ciudad donde se pueden disfrutar de ellas. En lo que respecta al pescado y al marisco, las elecciones son un poco más elitistas y quizá se salgan del presupuesto de más de un viajero: las ostras de Arcachon, las angulas o la lamprea son algunas de las especialidades locales. 
Y, como no, la repostería y los dulces. Hay que destacar, antes que nada, la excelente calidad de la panadería y la repostería local. El sabor del pan y la bollería es excepcional. En lo que se refiere a los dulces, los macarons son habituales- tanto a la hora de comer como de llevarlos como regalo de la ciudad-. Se trata de una especie de medallones de barquillo de distintos colores rellenos de algún tipo de pasta, principalmente a base de almendra. Otro pastel típico de la ciudad es el canelé y, para completar las especialidades, podemos acudir también a las noisettines, almendras envueltas en almíbar y caramelo caliente.


Por último añadir un poco de música que nos acompañe en la ruta y en el paseo por la ciudad.




Espero que os resulte interesante.

Homo Scooterus.